Alicante es sin ningún género de dudas una de las ciudades en las que el skyline es más reconocible. El Monte Benacantil y la Serra Grossa han dibujado desde tiempos inmemoriales sus peculiares siluetas para generar la imagen visual de línea de costa.
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Con el paso del tiempo se ha alterado el perfil natural de la ciudad. Muy especialmente, la segunda mitad del s. XX nos ha traído un desarrollo urbanístico desordenado, en el que determinadas edificaciones aisladas marcan un estilo de ciudad desestructurada.
En la fotografía anterior podemos ver el Hotel Sol (edificio alonso) en el centro del espacio urbano que va desde la Concatedral de San Nicolás (derecha de la imagen) hasta el Colegio de la Aneja en el Monte Tossal. Fue el primero de los rascacielos construidos en Alicante (1961-1962), sobre un solar de propiedad municipal y sin respeto a las normas urbanísticas.
El Riscal es el segundo hito urbanístico que rompe la línea de las edificiaciones litorales. Su construcción estuvo acompañada de un proceso legal azaroso en el que se sucedieron denuncias del Colegio de Arquitectos, Sentencias de los Tribunales sobre la ilegalidad de la licencia municipal concedida, dictámenes del Ministerio de la Vivienda, etc.
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El edificio Alicante es la tercera construcción que destaca en la fachada marítima de la ciudad. Levantado en el solar del antiguo Colegio de Jesús y María, su proyecto fue coétaneo al del Riscal, si bien en este caso se aceptó con más facilidad (aunque no sin batalla) su consideración como edificio singular, lo cual le permitió romper la línea de alturas edificadas en la zona.
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